La mirada
y lo que mira
Yo junto estas palabras para cuatro personas,
Algunos más pueden oirlas,
Oh mundo, lo siento por ti,
Tú no conoces a estas cuatro personas.
Extraido de Ezra Pound, Antologia, Colección Visor de Poesía 93 (1983).
Están los dos mundos dormidos, están durmiendo ahora.
Un enmudecimiento los domina en una especie de solemnidad.
El yo y la tierra: tus pensamientos, tus sentimientos,
Tus creencias y descreencias, toda tu peculiar trama;
la rojez de tus roijizos castaños,
el discurrir del río, el discurrir amodorrado del río R.
Extraido de Wallace Stevens, La Roca, Lumen (2008), pág. 9.
Un feo ceño enrocado en el no
ataca la tiranía del si
provocando un silencio
entre la disculpa y el por favor
miradas lanzadas al suelo
con el arrojo de la sangre corriendo
en el camino de la reserva al tifón
Convivencia descompuesta
en piezas de tierna confusión.
La tiranía del sí y del no.
Una opinión queda oculta por el mantel
y la nocturna mano
que busca mano
recupera los pilares del harmónico
concierto para mi voz y tu voz
con variantes de bemol.
Vivimos en un tiempo
que no es el nuestro
el futuro es un prospecto
el pasado
qué pesado
qué momentos
niños, rosas y espadas
verde hierba poblando viejos templos
El tiempo es una losa
con veinte metros de tierra
sepultando los sueños y los vivos
en el astío rutinario del
reiterado callar de los muertos
qué infancia
qué primer beso
este instante que respiras
no es siquiera un momento nuestro
Es el viento y la luna quien
gobierna el lento caminar de
tu sangre
desde el ombligo hasta el entierro
qué desdicha
qué contento
trazos desdibujados en la arena
por memorias rotas en cenizas del recuerdo.
Tras la tiniebla
sólo quedan los cuervos.
El Incal
Autor/es: Jodorowsky, Alejandro (1929- ) [Ver títulos]
Moebius (1938- ) [Ver títulos]
Norma Editorial S.A.
Fecha Edición: 09/2007 (2ª ed., 1ª imp.)
312 p. il. col. 32x24 cm
35,50 €
Se han muerto las flores
Y las abejas y las ranas
Como un grito entre sueños
Como un jardin de algas
Se han roto las piedras
Y el camino está corrupto
Ya no quedan tantas razones
Ni adoquines en las aceras
Siguen vivas tan solo
Las nubes de olor a tormenta
Sobre craneos desgajados
Silban moscas y culebras
Áridos desiertos blancos
De blancas paredes negras
Solo quedan algunas fotos
Su sonrisa,y ropa vieja.
Cuando el juglar canta
Al corazón de las estrellas
Alzando los brazos maldigo
El pan, el vino, la tierra
Y recuerdo sus muchas canas
Como plata entre madera
Tan solo queda el dormir,
Ya el soñar me aterra.
(a mi abuela, dos años tras su muerte)
En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...