Abro el libro
y la marea me refresca la lengua
curtida en mil vocablos.
y la marea me refresca la lengua
curtida en mil vocablos.
Surge la tenue luz blanca
tatuada entre algodones por palabras
francas tendidas al sol de una mirada,
la corriente acecha las tormentas
de verbos provistos, entre capa
y espada, de un arma universal
que hiere profunda, como el veneno
de la hidra, bajo la piel porosa
de los pensamientos más ignotos,
de las más bellas portadas.
tatuada entre algodones por palabras
francas tendidas al sol de una mirada,
la corriente acecha las tormentas
de verbos provistos, entre capa
y espada, de un arma universal
que hiere profunda, como el veneno
de la hidra, bajo la piel porosa
de los pensamientos más ignotos,
de las más bellas portadas.
Esta estúpida idea no me gusta,
la arrojo al suelo con ignorancia,
su polvo eleva nuevas miserias,
las pongo en mi boca,
para masticarlas bien,
saciarme de no preguntas,
no saber,
hasta que un punto impertinente
me hace volver a las páginas.
En estos tiempos de plásticosu polvo eleva nuevas miserias,
las pongo en mi boca,
para masticarlas bien,
saciarme de no preguntas,
no saber,
hasta que un punto impertinente
me hace volver a las páginas.
yo sigo vistiendo mi cama
con amantes de papel,
bordados de silencio entre las sábanas.