viernes, 6 de junio de 2008

Catulo - poema II

Gorrioncito, joya de mi pequeña,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita desgarrados mordiscos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse
de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas
lejos de mi triste ánimo!

Me es tan grato como a la niña el fruto
doradito que soltó el ceñidor
que tanto tiempo permaneció atado.

jueves, 5 de junio de 2008

Carvalho dice... - Viejos

Nadie sabe hoy en dia qué es un viejo. Sólo lo saben
los viejos, y yo aún no me siento viejo. De momento
fíjate en cómo han hecho desaparecer del vocabulario
incluso la palabra. Se habla de gente de la tercera
edad. Me recuerda aquellos años del franquismo en que
los obreros eran llamados productores. Ser obrero era
políticamente obsceno y peligroso. Ser viejo es biológicamente
obsceno y peligroso.

M. Vázquez Montalbán, El delantero centro fue asesinado al atardecer, Planeta, Barcelona (1989), pág. 154.

Alguien llama

Alguien llama a la puerta
Alguien llama

Alguien deshoja mandarinas
en el metro

Alguien me coje la mano
en la noche
entre la multitud
Alguien

Alguien susurra mi nombre
cuando la mañana
aun es noche
Alguien susurra

palabras de amor
con sabor a fruta
murmullos de sueños
dulces sombras jugando
a sobrevivir

Alguien sabe
que soy feliz
en secreto
entre los parajes
de tu piel

Alguien llama a la puerta
Alguien llama
Y eres tú.

Fotos, grafías.

¿Recuerdas esta imagen?
Nos la hicimos aquel dia
que las nubes arropaban
al sol, y la lluvia empapó
las sábanas de nuestra habitación.

¿Y esta otra?
Una foto llena de luz,
con el poniente al fondo,
tus cabellos enredándose con la noche
en la isla de Poseidón.

Te recuerdo sin fotografías
sentada, durmiendo, en el avión.
Tenías frío y me cogías la
mano con dedos de margarita
entre suspiros de ruiseñor.

La plata mojada que
inunda nuestros viejos recuerdos
de un vagar sin destino
nos hizo amantes de la piedra,
señores del camino.

Finis Terrae

 En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...