jueves, 11 de junio de 2009

Prometeo Encadenado [descarte]

Estoy desnudo,
el cuerno de la noche rasga el sueño
una arista triste, pobre, rubrica
bajo la luz de las farolas
el espejismo cívico del ideal eterno.



Estoy desnudo,
en la calle amplia como el imaginario
insomne del enfermo.
Estoy desnudo,
la calle es tan ancha,
y en los edificios geog´raficos, geométricos
golpean los reflejos coloridos
de mis recuerdos.


Hace un frío que rompe el aliento.
Decido caminar,
tierra adentro de lo profundo,
el sexo incierto.

En un anuncio amurallado por el desconocido desconocimiento
veo mis miembros pálidos,
el cuerpo muerto,

la oscura niebla del inconsciente,
disfrazada de Alicia,
dibuja luces de serpiente
sobre el aire distante, sólido y quieto.

Diría que pronuncié algo.

Había una hija imaginaria, viaje borroso
al fondo del reflejo,
disipando la coherencia sospechosa,
la memoria de olvidados miembros.
Había una hija mía, y no lo recuerdo.

Todo se desvanece,
como en un sueño,
y luego, un espejo.

En lo más hondo del reflejo,
la noche calza mis botas de sujeto.

Sandalias de Granada

Por buscar tus zapatillas,
y tenían que ser blancas,
nos fuimos a Granada

un mes antes de casarnos
la Alhambra entrelazada
y todo por unas sandalias
de cordones de roble y suelas
de cristal ribeteadas de plata.



Lorca, el viejo amigo,
te dirá que estás hecha jazmín,

hecha mirada,
y yo, ojos en mano,

busco tus zapaticos tiernos
desdibujados de guirnaldas

en la noche adiquinada.



Y tenían que ser blancas,
tú que eres bronce almizclado
en curvas de nata,
blancas tenían que ser,
como semilla de las almas,



con el cristal bien distinguido,
princesa de doce campanadas,
por buscar tu calzar de rocío,
nos llegamos a Granada.



Se derrama la luna en los bordes
romos del tímido beso
como el encuentro del ocaso y la alborada
y en el fondo de un estanque,
noche, noche cerrada,
una cajica de cedro
espera tus ojillos de madre,
mar en sombra,
enamorada.


Finis Terrae

 En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...