Con la ceguera azul
de los que vuelven de alta mar
llegué a Granada
y la vi transparente
peinada de sueños
en su jardín de noches.
Bebí sus destellos
en las fuentes
y conocí el licuado
sexo de la nieve.
Respiré sus sombras
y llené mis pulmones
para futuras alboradas.
Ahora que mi padre me reclama
con lágrimas de arena
me duele alejarme
de su aroma.
agradecimientos: http://www.trazegnies.arrakis.es/index94b.html