que estar solo
pero a menudo hace falta décadas
para entenderlo
y en la mayoría de los casos
cuando lo entiendes
ya es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
demasiado tarde
En algún párrafo de mierda de la mierda que Martland lee, Martland había leído que los hombres corpulentos caminan con sorprendente y liviana gracilidad. Así que el tipo se mueve como un elfo galante a la espera de que lo pille un duende. Entró pavoneándose en silencio, gatuno y absurdo, meneando sus posaderas.
K. Bonfiglio, No me apuntes con eso, pág. 7.
Joan Margarit, premio nacional de Poesia 2008.
Enhorabuena, maestro.
agradecimientos: http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/verfoto.formato?foto=/portal/poesia/margarit/la_noia.gif&autor=Joan+Margarit&texto=La+noia+del+sem%E0for+-+La+muchacha+del+sem%E1foro&ref=8578&enlace=margarit
Salgo a la calle.
El cielo del alba era esbelto,
las nubes se acercaban tanto
a los muros y a los vientos
que en su abrazo se veía
el color del sentimiento,
se besan,
pensé,
como cuando el rumor de
olas recorre la playa para
coger la espuma en una mano
y llevársela a los labios.
Bajo aquel instante
de armónico contrabajo
una flauta de bronce
bailaba al son del tambor
de un corazón enamorado.
Las notas y los acordes,
que se iban alternando,
daban muestras de gozo
con su amor acompasado.
Se besan
como los vecinos que se encuentran
aum medios día, medios noche,
entre los sueños y el rellano
com amables palabras se suspiran
él y ella, tantos años,
que sin querer decir palabra
pasan rozándose la mano.
¿Y si se besasen?
Valdría la pena entonces
que siguiésen callando.
Aquél viejo pobre del banco,
un señor de los de antaño,
de recuerdos duros como su guerra
de añoranzas por el gran amor
que dejó amando,
también él espera, ofreciéndo
sus tristes, roídos labios,
a que los pájaros hambrientos vengan
a picotear la desdicha
que ofrece a puñados.
Y se besan,
viejo, pan y pájaro,
como se besan los policías
en pareja y uniformados
al calor de las esquinas
sin delincuentes ni altercados.
Se besan los ñiños y las
niñas, en sus juegos
a balón parado,
se besan también los trenes
con sus cuerpos de metal
y sus brazos musculados,
cuando se cruzan en los túneles
con silbidos de pasión
en la intimidad de los románticos.
Se besan los coches
en la caricia del asfalto,
se besan los árboles
al brindar con sus copas
por el sol y por los años,
los cuadados de la pizarra
esperan, para besar a los triángulos;
las fuentes y los turistas,
los billetes y los bancos,
la luz de la luna y tu cuerpo,
el profesor y sus teorías,
el dominó y los ancianos,
el mechero y el cigarro.
¡Qué día más luminoso!
Rodeado por mil pasos,
el interrogante en la mano,
te cojo de las megillas,
¿Nos besamos?
En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...