sábado, 16 de enero de 2010

Julio de hace pocos años

En turbios encuentros de amalgama
fundidos ya los besos con el estaño
nada más para mañana
ningñun recuerdo de antaño
pasábamos las noches calurosas de julio
siendo nosotros un abrazo de hermandad
la soledad desterrada del rebaño


y había mucha culpa en el silencio
los libros se nos amontonaban entre las manos,

por momentos, aplastados por el regocijo,
el deseo y los años,
veía crecer la noche empapado en rubor amargo.
Por momentos, no sabía ser más que el


interrogado semblante de un espejo sin marco
y tus síntomas, olorosos besos
de escuadra, batallón invencible,
conquistaban mis miembros de ocaso.
En la retirada de las nubes,
con el sol desperezado,
los amores desiertos deshacían espejismos
que daban los desnudos pícaros y tiernos,
el anochecer seguro de los sueños
y el encadenado respirar de una pareja de luceros
que siembran el pasto de los hados.

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