martes, 7 de octubre de 2008

Había un hombre

Había un hombre en la calle


durmiendo estirado en el suelo


los niños pasaban


jugando con hojas secas


caídas de los árboles


al hombre le salían monedas


de pequeño valor


entre sus encorvados dedos


las monedas tenían el mismo color


que aquellas hojas secas


parecían caídas de sus manos


las monedas


como resultado del otoño.


 


Había un hombre


aunque bien podía haber sido,


ya sabes,


un montoncito de ropa


olvidado al azar


por alguien


sobre el asfalto


parecía que hacía tiempo que para él


la primavera hubiera pasado


quizás dormía


había alcohol en un recipiente cercano


me hubiese gustado tomar un trago


y sonreirnos ambos con un rayo de sol


pintándo de rosa nuestros labios


 


Había un hombre,


y yo hice como tú,


seguí andando.



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