Recibir un golpe en la cabeza, no es nada.
Ser dorgado dos veces seguidas en la misma noche, se puede aguantar...
Pero salir a tomar el aire y encontrarse en una habitación desconocida,
con una mujer, ambos como Dios nos trajo al mundo, ya se pasa un poco.
En cuanto a lo que me sucedió después...
Boris Vian, Que se mueran los feos, Tusquets eds, Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario