Preguntas razones
para el baño de barro.
Encerrémonos en el monte
de azules vientos soñadores
que gimen silencios callados.
Porque sí.
¿Por qué no?
Suspiran las ventanas
a la vista de vecinos encolados
por las vueltas
de esos arcos
entra la noche en tus ojos
que se crispan entrecerrados
para decir un nombre
y llamarme a tu lado.
Porque sí.
¿Por qué no?
Al final, la misma suerte
del juego es un regalo.
Preguntar razones
para un beso
de calor descamisado.
Porque sí.
¿Por qué no?
Por estar de la mano
del placer
de recorrer tu cuerpo
sabiendo donde el rio
mana con fuerza
salado.
Búscame a tientas,
una estrella brilla en lo alto.
Porque sí.
¿Por qué no?
El rugido de la carne
es un cantar desesperado.
para el baño de barro.
Encerrémonos en el monte
de azules vientos soñadores
que gimen silencios callados.
Porque sí.
¿Por qué no?
Suspiran las ventanas
a la vista de vecinos encolados
por las vueltas
de esos arcos
entra la noche en tus ojos
que se crispan entrecerrados
para decir un nombre
y llamarme a tu lado.
Porque sí.
¿Por qué no?
Al final, la misma suerte
del juego es un regalo.
Preguntar razones
para un beso
de calor descamisado.
Porque sí.
¿Por qué no?
Por estar de la mano
del placer
de recorrer tu cuerpo
sabiendo donde el rio
mana con fuerza
salado.
Búscame a tientas,
una estrella brilla en lo alto.
Porque sí.
¿Por qué no?
El rugido de la carne
es un cantar desesperado.
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