martes, 1 de abril de 2008

Cortazar dice... - Intrucciones Previas para dar cuerda a un reloj





Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido,

una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj,

que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca,

suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero

que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que

no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es

tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito

desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda

todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj;

te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías,

en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo,

de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca,

y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de

comparar tu reloj con los demás relojes.



No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.






Agradecimientos a mimundoreloco.blog.com




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