sábado, 21 de febrero de 2009

Andando

Ahora resulta, en efecto,
que puedo quedarme un rato,
cuando las calles te llevan,
viendo tu cuerpo hacerse pequeño,
pequeñito, entre las gentes que
pasan de largo, en la vida,
en los años,
se juntan con tu imagen,



alejándote, en efecto,
de mi mano de estaño.
Resulta, sí, que entre
otros dioses, otros santos,
podría permanecer soñando,
el viento y los coches se van
con su ritmo arbitrario
marcando tu mano que aún se aferra
sobre mi mano,
labio contra labio,
en efecto,


me quedo un rato,

te deseo,
luego, yo también sigo andando.


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