Hoy, MATADERO 5, de Kurt Vonnegut [ES/CAT].

Normalmente, no leo un libro en catalán a menos
que no haya otro remedio, es decir, que no lo
encuentre en castellano y que realmente desee
leerlo con todas mis fuerzas.
Sin embargo, casi no puedo imaginarme la lectura de
Vonnegut en otro idioma. En lo que va de año he leido ya
cuatro geniales novelas de este norteamericano atípico,
tanto en sus ideas como en su literatura, y pese a que
unas han sido más sabrosas que otras, recomiendo cualquiera
de ellas para pasar un muy buen rato...
(Escorxador 5, Madre Noche, Viatge en el temps, L'esmorzar dels campions)
La verdad es que no sé muy bien cómo se me ocurrió
acercarme a este señor. Creo recordar que en Grecia, el verano
pasado, compramos un dia El Pais (en Atenas, en el barrio de Plaka,
ay!), y allí leí que Kurt Vonnegut había muerto. No estoy seguro de que
mi recuerdo coincida con la realidad de los echos, porque la memoria
siempre se amolda a nuestros intereses, pero desde aquel momento
el tal Vonnegut me llamaba la atención.
Pero lo mejor vino después, cuando estuve leyendo el más que
marabilloso comic de Alex Robinson, Malas Ventas, absolutamente
plagado de referencias a la obra de Vonnegut.
La suerte es uno de los grandes directores en la elección de
nuestras lecturas, y la editorial Proa decidió editar a finales de 2007
la obra cumbre del señor Vonnegut, como es Matadero 5
(Escorxador 5), una demostración genial de cómo contar todo lo que
uno quiere decir sin necesidad de tener una historia, sin depender
de un hilo narrativo, y sobre todo, con el deseo mordaz de ridiculizar
en tono irónico una realidad demasiado monstruosa (en este caso,
la II Guerra Mundial) como para ser tomada en serio.

Hay algo genial en Vonnegut, y es su mezcla de ciencia ficción,
con planteamientos absolutamente ridículos, y de relato biográfico junto
con su deseo de estructurar una crítica a la estupidez humana.
Y es que la risa, o su vertiente menor, la sonrisa, son compañeros
constantes en la lectura de Matadero 5. Mediante su estilo desenfadado
Vonnegut consigue poner palabras a aquello que dificilmente puede ser
explicado.

Normalmente, no leo un libro en catalán a menos
que no haya otro remedio, es decir, que no lo
encuentre en castellano y que realmente desee
leerlo con todas mis fuerzas.
Sin embargo, casi no puedo imaginarme la lectura de
Vonnegut en otro idioma. En lo que va de año he leido ya
cuatro geniales novelas de este norteamericano atípico,
tanto en sus ideas como en su literatura, y pese a que
unas han sido más sabrosas que otras, recomiendo cualquiera
de ellas para pasar un muy buen rato...
(Escorxador 5, Madre Noche, Viatge en el temps, L'esmorzar dels campions)
La verdad es que no sé muy bien cómo se me ocurrió
acercarme a este señor. Creo recordar que en Grecia, el verano
pasado, compramos un dia El Pais (en Atenas, en el barrio de Plaka,
ay!), y allí leí que Kurt Vonnegut había muerto. No estoy seguro de que
mi recuerdo coincida con la realidad de los echos, porque la memoria
siempre se amolda a nuestros intereses, pero desde aquel momento
el tal Vonnegut me llamaba la atención.
Pero lo mejor vino después, cuando estuve leyendo el más que
marabilloso comic de Alex Robinson, Malas Ventas, absolutamente
plagado de referencias a la obra de Vonnegut.
La suerte es uno de los grandes directores en la elección de
nuestras lecturas, y la editorial Proa decidió editar a finales de 2007
la obra cumbre del señor Vonnegut, como es Matadero 5
(Escorxador 5), una demostración genial de cómo contar todo lo que
uno quiere decir sin necesidad de tener una historia, sin depender
de un hilo narrativo, y sobre todo, con el deseo mordaz de ridiculizar
en tono irónico una realidad demasiado monstruosa (en este caso,
la II Guerra Mundial) como para ser tomada en serio.
Hay algo genial en Vonnegut, y es su mezcla de ciencia ficción,
con planteamientos absolutamente ridículos, y de relato biográfico junto
con su deseo de estructurar una crítica a la estupidez humana.
Y es que la risa, o su vertiente menor, la sonrisa, son compañeros
constantes en la lectura de Matadero 5. Mediante su estilo desenfadado
Vonnegut consigue poner palabras a aquello que dificilmente puede ser
explicado.
A mis cincuenta años estoy programado para comportarme
como un niño: reírme del himno nacional de mi país,
garabatear con un rotulador banderas nazis, culos
y muchas otras cosas.
Para que se vayan haciendo una idea de la edad mental de las
ilustraciones de este libro, he aquí un dibujo del agujero del culo:
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