Brisa de sal

Brisa de sal en tus labios.
No es el verano que se acaba.
No es el verano
Tu mano en mi mano
El pecho ardiente
Las ideas frias
Los cuerpos abiertos
(caricias)
Sonrisas de cielo despejado
Algún que otro abrazo
Buenos deseos
Deseo mi cuerpo
Lleno de besos y
Brisa de sal en tus labios

Niebla I

Ya viene la niebla.

Somos unos desconocidos.

Es extraño.
Te extraño.

laberinto

No es tu huella digital
es tu laberinto
un tornado de fuerte viento
que se arulla
entre tormentas, sonrisas
tormentos
y brisas precisas
entre tiempos

No es la huella de tus dedos
lo que se sucede sobre mis tormentas
y tormentos
es el silencio que acompaña las nubes
cuando alzo la vista y busco un tiempo

quiero reir como la noche
que te vi venir
laberinto ignoto
en el que voy entrando
arriba y abajo
y me pierdo.

Anoche

La cama llena
de abrazos, manos y piernas,
humeda de piel
y de confesiones de luna nueva.

Los labios son
una parte
de mi cuerpo
que linda al norte
con tu vientre
y al sur
con el desconcierto

una música que no conozco
se cuela por tus adentros

tendremos que componer
tanta poesía
para esos acordes
de acuerdos y desacuerdos.

Reina, la noche
y tu respirar sobre mi tiempo
somos siempre solos
como todos los otros,

los que se imaginan
los que se dibujan
y los que se tocan
en silencio.

nocturno I

tocar los ojos
cerrar, lentamente, los pétalos
la mar en calma
para adentro
sonando bossa
sorteando el tiempo

Mierda

Todo está oscuro.
No puedo ver,
pero sé dónde estan,
las cadenas.

Sientes las manos
que tocan a otras.
Te tocan a ti también.

Hay barrotes por todos lados
pero tampoco los ves.

¿Hueles la mierda?
Somos hiel.

El desorden de las mariposas (El niño II)

En el desorden de las mariposas
todo es amor.
Con su espiritrompa besan
larga y lánguida
disfrutando del dulce contacto
de una lengua que ama.

No hay malas palabras,
ni tampoco gritan,
las mariposas,
preciosas ellas con su cariñoso
batir de alas.

Pero hay dias que la lengua amorosa
que no dice nada grave
golpea fuerte
se enrolla fuerte
nos ata fuertemente

y ese dia sigue el desorden inundado
de amor y besos
que se hienden en la piel
corta la carne y se engancha a los huesos
lamiendo el tuétano.
Las mariposas, en desorden, clavan su amor en el corazon
(lo sé, niño, lo siento)
y me quedo atrapado
entre silencios vanos
en el querer bello y solido como
un beso de hierro

que marca el corazón

a fuego.

(su batir de alas
su fragil aliento
su bello existir)

Y silencio.