lunes, 29 de junio de 2009

El oasis

La lengua poética perdida
entre las sábanas de arena,
largos brazos que envuelven
el movimiento de la tierra.
Se quema en un rincón del pasado
la sucia cera de alguna vela.



La mano finaliza su periplo
en el manantial divino del aliento
y la promesa.
El laberinto se torna estancia
de abrigo tibio, de palmera.
La tormenta nos envuelve,
el oasis está cerca.


jueves, 18 de junio de 2009

Federico García Lorca - Ciudad sin Sueño

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.


jueves, 11 de junio de 2009

Prometeo Encadenado [descarte]

Estoy desnudo,
el cuerno de la noche rasga el sueño
una arista triste, pobre, rubrica
bajo la luz de las farolas
el espejismo cívico del ideal eterno.



Estoy desnudo,
en la calle amplia como el imaginario
insomne del enfermo.
Estoy desnudo,
la calle es tan ancha,
y en los edificios geog´raficos, geométricos
golpean los reflejos coloridos
de mis recuerdos.


Hace un frío que rompe el aliento.
Decido caminar,
tierra adentro de lo profundo,
el sexo incierto.

En un anuncio amurallado por el desconocido desconocimiento
veo mis miembros pálidos,
el cuerpo muerto,

la oscura niebla del inconsciente,
disfrazada de Alicia,
dibuja luces de serpiente
sobre el aire distante, sólido y quieto.

Diría que pronuncié algo.

Había una hija imaginaria, viaje borroso
al fondo del reflejo,
disipando la coherencia sospechosa,
la memoria de olvidados miembros.
Había una hija mía, y no lo recuerdo.

Todo se desvanece,
como en un sueño,
y luego, un espejo.

En lo más hondo del reflejo,
la noche calza mis botas de sujeto.

Sandalias de Granada

Por buscar tus zapatillas,
y tenían que ser blancas,
nos fuimos a Granada

un mes antes de casarnos
la Alhambra entrelazada
y todo por unas sandalias
de cordones de roble y suelas
de cristal ribeteadas de plata.



Lorca, el viejo amigo,
te dirá que estás hecha jazmín,

hecha mirada,
y yo, ojos en mano,

busco tus zapaticos tiernos
desdibujados de guirnaldas

en la noche adiquinada.



Y tenían que ser blancas,
tú que eres bronce almizclado
en curvas de nata,
blancas tenían que ser,
como semilla de las almas,



con el cristal bien distinguido,
princesa de doce campanadas,
por buscar tu calzar de rocío,
nos llegamos a Granada.



Se derrama la luna en los bordes
romos del tímido beso
como el encuentro del ocaso y la alborada
y en el fondo de un estanque,
noche, noche cerrada,
una cajica de cedro
espera tus ojillos de madre,
mar en sombra,
enamorada.


sábado, 6 de junio de 2009

Se derrumba [Greatest Hits]

Esta ciudad sostenida

por la realidad insostenible

se derrumba sobre nosotros

como sobre todos los tiempos

o sobre los sueños de plástico

hechos carne,



se derrumba



sobre la luna de pared colgada

en lo alto de la habitación,

sobre la piel del centeno cuando

paseamos los campos

para cantar tu canción,

sobre los paños más delicados

del ajuar de mi madre

guardado con cariño en el fondo

doble de un viejo arcón

se derrumba



las ruinas son las semillas

de esta ciudad de cobre y suciedad

cubierta de esperanzas sin flores

de pastos devastados por la influencia

de la filosofía platónica en el

corazón de los jóvenes y las bestias

se derrumba



si alzas los ojos a la conciencia

tu instinto de perdedor quedará

plenamente cegado por

la ceniza de plata que

cubre los ojos de los muertos

siempre más jóvenes que los vivos

siempre inocentes pilares de cristal

en la base de las estructuras de cemento



se derrumba

y aún no sé si lo siento.

jueves, 4 de junio de 2009

Jacques Prévert - Desayuno

Echó café

en la taza.

Echó leche

en la taza de café.

Echó azúcar

en el café con leche.

Con la cucharilla

lo revolvió.

Bebió el café con leche.

Dejó la taza

sin hablarme.

Encendió un cigarrillo.

Hizo anillos

de humo.

Volcó la ceniza

en el cenicero

sin hablarme.

Sin mirarme

se puso de pie.

Se puso

el sombrero.

Se puso

el impermeable

porque llovía.

se marchó

bajo la lluvia.

Sin decir palabra.

Sin mirarme.

Y me cubrí

la cara con las manos.

Y lloré.


sábado, 30 de mayo de 2009

Julio Cortazar - Lo que me gusta de tu cuerpo...

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.Lo que me gusta de tu sexo es la boca.Lo que me gusta de tu boca es la lengua.Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.


Extraido de: Julio Cortazar, Papeles Inesperados, Alfaguara (2009), pàg. 485.Traducción del francés por Aurora Bernárdez.





Finis Terrae

 En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...