sábado, 21 de febrero de 2009

Andando

Ahora resulta, en efecto,
que puedo quedarme un rato,
cuando las calles te llevan,
viendo tu cuerpo hacerse pequeño,
pequeñito, entre las gentes que
pasan de largo, en la vida,
en los años,
se juntan con tu imagen,



alejándote, en efecto,
de mi mano de estaño.
Resulta, sí, que entre
otros dioses, otros santos,
podría permanecer soñando,
el viento y los coches se van
con su ritmo arbitrario
marcando tu mano que aún se aferra
sobre mi mano,
labio contra labio,
en efecto,


me quedo un rato,

te deseo,
luego, yo también sigo andando.


Conversación

Quisiera hablar contigo
largo y tendido.

Largo como la noche
¿te acuerdas?
aquella en que nos conocimos.

Tendido, nuestro lecho se expande
como las páginas de un libro,
hablar, paladear las palabras
volteando delicadamente su sentido.

Quisiera, el deseo es una fragua
que arroja calor, el sudor dibuja tu cuerpo
versificado, que
se encabalga con la metáfora pronunciada,
canción golosa derramada,
ritmo parejo de dos voces,
gesto que dice, si calla,
verbal espejo pronunciado
con el susurro arrojado al mar
despertando el oleaje dormido.

Largo.

Tendido.

Quisiera hablar contigo.


viernes, 13 de febrero de 2009

Jorge Wagensberg dice... - Mediocridad.

Siempre que se aplica el criterio universal de mediocridad,

se gana conocimiento.



J. Wagensberg, A más cómo, menos por qué, ed. Tusquets, pág. 50 [203].


lunes, 9 de febrero de 2009

Antonio

La tumba abierta,
las llaves del coche
sobre la mesa,
las cajas cerradas inundan
el pasado, anegado con
tantas anécdotas,
la suerte del tiempo,
esa vida que ahora dejas.

En una calle cualquiera
espera una furgoneta,
alquilado billete de ida,
sólo ida,
hacia la naturaleza muerta.


Dejas atrás tu nombre
escrito en letras de luz sobre
las esquinas de la tierra.
Dejas aquí un amigo
(que soy yo)
un puñado de proyectos
sin fecha
y el diario sin terminar
de un intento,
ilusión maltrecha
por ser tu nombre
sin olvidar su penitencia.


Este billete de viaje
bien vale cuanto suma,
cuanto resta,
la última oportunidad te espera
al cruzar la puerta.


viernes, 6 de febrero de 2009

Pablo Neruda - Soneto LXVI

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.


Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.


Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.


En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Pablo Neruda, Soneto LXVI

Rosalia de Castro - Aurora

Vaite noite
vai fuxindo
vente Aurora
vente abrindo
co teu rostro
que sorrindo
a sombra espanta

PD: dedicado a mi amigo Daniel.

jueves, 5 de febrero de 2009

Finis Terrae

 En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...