muchas veces descubrirás que son informes malintencionados
los que te han inducido a error respecto a esa persona.
Ahora bien, si antes de descubrirlo, te has dejado llevar por
la cólera, el daño recaerá sobre ti.
Beso lánguido del sol sobre la panza
de la vida...
Risas de un otoño sobre un árbol...
Tiempo que expira entre bostezos
y pétalos de rosas...
Viento que tañe las campanas...
Mujer que se desnuda en sacrificio
frente al mar entre sollozos y espumas...
Cielo que se contrae en un punto para no morir
ni mostrar su hilacha...
Nostalgia inminente de una aguja en el cuadrante...
Ruido de carruajes y relincho de caballos...
Voces de los ángeles y resplandores...
Augusta tarde sobre el campus...
¡Subsidio de flores al poeta que llevamos dentro!
O teito é de pedra.
De pedra son os muros
i as tebras.
De pedra o chan
i as reixas.
As portas,
as cadeas,
o aire,
as fenestras,
as olladas,
son de pedra.
Os corazós dos homes
que ao lonxe espreitan,
feitos están
tamén
de pedra.
I eu, morrendo
nesta longa noite
de pedra.
(en recordo dos meus, especialmente do Lois e mailo Eberto.
Eles xa o saben...)
Hasta esa frialdad que te vuelve aún más bella.
(agradecimientos: http://amediavoz.com/baudelaire.htm)
mi pez de color se queda fijo mirando con ojos acuosos
al hemisferio de mi pena;
sobre el más fino de los hilos
los dos colgamos,
colgados, colgados, colgados
en el lazo de la soga del verdugo;
yo me quedo fijo mirando su casa
y él la mía...
debe de tener pensamientos,
¿podéis negar esto?
tiene ojos y hambre
y su amor también
murió en enero; pero él es
de oro, de auténtico oro y o soy gris
y es indecente invadir su intimidad
tan indecente como quemar melocotones
o violar niños,
y me vuelo y miro a otro lado,
pero sé que él está ahí detrás de mí,
un dorado cáliz de sangre,
una cosa sola
suspendida entre la más roja nube
del purgatorio
y al apt. no. 3003
dios, ¿es posible
que seamos lo mismo?
Antaño, si no recuerdo mal, mi vida era un festín
en el que todos los corazones se habrían,
en el que vinos de todas clases fluían sin cesar.
Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas.
-Y la encontré amarga. -Y la injurié.
Me armé contra la justicia.
Y huí.
¡Oh brujas, oh miseria, oh saña: sólo a vosotras os fue confiado mi tesoro!
Conseguí disipar en mi espíritu todo resto de humana esperanza.
Sobre toda alegría, para estrangularla, realicé el salto sigiloso de la fiesta.
Llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles.
Llamé a lasa plagas para así poder ahogarme en la arena, la sangre.
La desdicha fue mi dios.
Me revolqué en el fango.
El aire del crimen me secó.
Se la jugué a la locura.
Y la primavera me dio la risa horrenda del idiota.
Pero, recientemente, cuando ya estaba a punto
de estirar la pata, decidí buscar la llave que me
abriera las puertas del antiguo festín,
en el que, quizás, recobraría el apetito.
La caridad es esa llave.
-¡Esta inspirada afirmación demuestra que he estado soñando!
"Siempre serás una hiena, etc...",
exclamaba el demonio que me coronó con tan amables adormideras.
"Bien, gánate a pulso la muerte con todos tus apetitos,
y tu egoísmo y todos los pecados capitales."
¡Bueno! Ya he tenido bastante:
-Pero , querido Satanás, se lo ruego,
¡no se irrite tanto! A la espera de esas pequeñas bajezas
que no acaban de llegar, arranco, para usted que ama
el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas,
unas cuantas hojas repelentes de mi libreta de condenado.
En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...