miércoles, 11 de junio de 2008

Bukowski - Pez de color

mi pez de color se queda fijo mirando con ojos acuosos


al hemisferio de mi pena;


sobre el más fino de los hilos


los dos colgamos,


colgados, colgados, colgados


en el lazo de la soga del verdugo;


yo me quedo fijo mirando su casa


y él la mía...


debe de tener pensamientos,


¿podéis negar esto?


tiene ojos y hambre


y su amor también


murió en enero; pero él es


de oro, de auténtico oro y o soy gris


 y es indecente invadir su intimidad


tan indecente como quemar melocotones


o violar niños,


y me vuelo y miro a otro lado,


pero sé que él está ahí detrás de mí,


un dorado cáliz de sangre,


una cosa sola


suspendida entre la más roja nube


del purgatorio


y al apt. no. 3003


 


dios, ¿es posible


que seamos lo mismo?



Rimbaud - Una temporada en el infierno

Antaño, si no recuerdo mal, mi vida era un festín
en el que todos los corazones se habrían,
en el que vinos de todas clases fluían sin cesar.




Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas.
-Y la encontré amarga. -Y la injurié.




Me armé contra la justicia.


Y huí.


¡Oh brujas, oh miseria, oh saña: sólo a vosotras os fue confiado mi tesoro!


Conseguí disipar en mi espíritu todo resto de humana esperanza.


Sobre toda alegría, para estrangularla, realicé el salto sigiloso de la fiesta.



Llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles.


Llamé a lasa plagas para así poder ahogarme en la arena, la sangre.


La desdicha fue mi dios.


Me revolqué en el fango.


El aire del crimen me secó.


Se la jugué a la locura.




Y la primavera me dio la risa horrenda del idiota.



Pero, recientemente, cuando ya estaba a punto
de estirar la pata, decidí buscar la llave que me
abriera las puertas del antiguo festín,
en el que, quizás, recobraría el apetito.



La caridad es esa llave.
-¡Esta inspirada afirmación demuestra que he estado soñando!



"Siempre serás una hiena, etc...",
exclamaba el demonio que me coronó con tan amables adormideras.
"Bien, gánate a pulso la muerte con todos tus apetitos,
y tu egoísmo y todos los pecados capitales."



¡Bueno! Ya he tenido bastante:
-Pero , querido Satanás, se lo ruego,
¡no se irrite tanto! A la espera de esas pequeñas bajezas
que no acaban de llegar, arranco, para usted que ama
el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas,
unas cuantas hojas repelentes de mi libreta de condenado.



viernes, 6 de junio de 2008

Catulo - poema II

Gorrioncito, joya de mi pequeña,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita desgarrados mordiscos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse
de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas
lejos de mi triste ánimo!

Me es tan grato como a la niña el fruto
doradito que soltó el ceñidor
que tanto tiempo permaneció atado.

jueves, 5 de junio de 2008

Carvalho dice... - Viejos

Nadie sabe hoy en dia qué es un viejo. Sólo lo saben
los viejos, y yo aún no me siento viejo. De momento
fíjate en cómo han hecho desaparecer del vocabulario
incluso la palabra. Se habla de gente de la tercera
edad. Me recuerda aquellos años del franquismo en que
los obreros eran llamados productores. Ser obrero era
políticamente obsceno y peligroso. Ser viejo es biológicamente
obsceno y peligroso.

M. Vázquez Montalbán, El delantero centro fue asesinado al atardecer, Planeta, Barcelona (1989), pág. 154.

Alguien llama

Alguien llama a la puerta
Alguien llama

Alguien deshoja mandarinas
en el metro

Alguien me coje la mano
en la noche
entre la multitud
Alguien

Alguien susurra mi nombre
cuando la mañana
aun es noche
Alguien susurra

palabras de amor
con sabor a fruta
murmullos de sueños
dulces sombras jugando
a sobrevivir

Alguien sabe
que soy feliz
en secreto
entre los parajes
de tu piel

Alguien llama a la puerta
Alguien llama
Y eres tú.

Fotos, grafías.

¿Recuerdas esta imagen?
Nos la hicimos aquel dia
que las nubes arropaban
al sol, y la lluvia empapó
las sábanas de nuestra habitación.

¿Y esta otra?
Una foto llena de luz,
con el poniente al fondo,
tus cabellos enredándose con la noche
en la isla de Poseidón.

Te recuerdo sin fotografías
sentada, durmiendo, en el avión.
Tenías frío y me cogías la
mano con dedos de margarita
entre suspiros de ruiseñor.

La plata mojada que
inunda nuestros viejos recuerdos
de un vagar sin destino
nos hizo amantes de la piedra,
señores del camino.

Finis Terrae

 En el final del mundo no hay ventanas os pensáis que se ve bonito y solo se ven heridas, lágrimas un dolor que tapa la ropa que no se dice ...