en mitad de las plazas con estatua.
Van a dar nuestra hora. De un momento
a otro, sonarán campanas.
Mirad los tiernos nudos de los árboles
exhalarse visibles en la luz
recién inaugurada. Cintas leves
de nube en nube cuelgan. Y guirnaldas
sobre el pecho del cielo, palpitando,
son como el aire de la voz. Palabras
van a decirse ya. Oíd. Se escucha
rumor de pasos y batir de alas.
Extraido de Jaime Gil de Biedma, Las personas del verbo,
ed. Seix Barral (2005), pág. 71.
NOTA: siempre he pensado que este poema parecía
hablar del momento que muriese la tiranía de la Dictadura.